DESAFÍOS QUE SE ENFRENTAN EN LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN
Una visión en la perspectiva de países de la región latinoamericana.
Una visión en la perspectiva de países de la región latinoamericana.
La entrada en vigencia del RCEP, el 1° de enero de este año 2022, entre los diez países de la ASEAN (Birmania, Brunei, Camboya, Filipina, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam) y los cinco países de la región Asia Pacífico (China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda), ha abierto una nueva etapa en la geopolítica y en la arquitectura de las alianzas comerciales regionales.
Planos en los que es posible avanzar en base a las reglas actuales.
Treinta años después de su creación el Mercosur requiere adaptar, en la perspectiva de sus objetivos fundacionales, algunos de sus instrumentos y métodos de trabajo a nuevas realidades globales y de sus países miembros.
Desafíos que se plantean a nivel global y regional tras la experiencia de la pandemia.
Un poco más de quince años después de publicado nuestro libro "Momentos y Perspectivas", confirmo la impresión que entonces tenía en el sentido que la continua tensión entre sueños y realidades, hace a la esencia de las principales experiencias concretas del trabajo conjunto, con vocación de permanencia, entre naciones soberanas y contiguas, que comparten objetivos e intereses, pero que no necesariamente aspiran a dejar de ser soberanas.
Tras la Cumbre del G20 en Buenos Aires, se está intensificando el proceso orientado a introducir reformas profundas en la Organización Mundial del Comercio. Al respecto, múltiples reuniones gubernamentales y de especialistas se han desarrollado en los últimos meses, y en ellas se han avanzado diversas ideas y propuestas sobre las reformas que serían necesarias o convenientes.
En el Mercosur, más que una crisis existencial lo que se observa son serias dificultades relacionadas con las metodologías que se han utilizado para avanzar en su construcción.
La idea de encarar la renovación de las metodologías empleadas en la construcción del Mercosur no es algo nuevo, ni se ha instalado sólo recientemente en sus países miembros. Reconocer la necesidad de tal renovación no necesariamente implica, por lo demás, cuestionar la propia existencia de este proceso de integración entre países sudamericanos.
Diversos factores están introduciendo cambios profundos en el comercio mundial, tanto de bienes como de servicios. Contribuyen a entender la relativa obsolescencia que se empieza a observar en el plano teórico y en el de muchos paradigmas, conceptos y métodos operativos sobre el comercio internacional, que en gran medida provienen un mundo distinto.
ICBC fue el primer banco de la Argentina en brindar herramientas para realizar operaciones sin papeles. Hoy, el ahorro de tiempos y costos que permite Multipay Comercio Exterior, ayuda a mejorar la productividad de las empresas.
La cuestión del "envejecimiento" de la OMC, ya planteada en otros momentos por altos funcionarios de la administración del Presidente Trump, puede tener muy distintos pero complementarios abordajes. Sin perjuicio de otros, dos merecen destacarse.
En 2013, el presidente de China, Xi Jinping, anunció al mundo el lanzamiento de una iniciativa bautizada como "One Belt, One Road" ("Una Franja, Una Ruta"), un proyecto que cobró fama rápidamente como "la nueva Ruta de la Seda" y que promete un amplio impacto en las relaciones económicas internacionales.
La idea de impulsar reformas que permitan fortalecer el sistema de comercio mundial institucionalizado en la OMC, está ahora instalada en la agenda de prioridades a encarar. Es difícil entonces imaginar que no ocupe un lugar relevante en la Cumbre del G20 en Buenos Aires.
La construcción de consensos, como la resultante de un conjunto de puentes entre los intereses y perspectivas muchas veces divergentes de los países del G20, es el desafío principal que explica el origen de las Cumbres del G20. Sigue vigente en el período de la presidencia argentina este año 2018.
La ALADI brinda un marco institucional que permite, por un lado, dar cobertura jurídica a acuerdos con elementos de preferencias comerciales que se desarrollen con todos o algunos países miembros, y eventualmente impulsarlos, y por el otro lado, brindar un espacio de interacción con otros países a fin de promover y facilitar, entre otros objetivos, el desarrollo del comercio y de la complementación económica, sin perjuicio que a través del tiempo puedan tener un alcance que cubra objetivos más generales y ambiciosos (por ejemplo, el de un mercado común latinoamericano
En la reciente Conferencia sobre Infraestructura para el Desarrollo de América Latina, organizada por la CAF, realizada en Buenos Aires los días 25 y 26 de abril 2018, se analizó en su Panel 4, el tema de "Infraestructura para la Integración".
Un largo camino ha sido recorrido en la difícil tarea de construir una relación especial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Hoy, casi treinta años después del inicio se supone que la meta sigue siendo la original. Es un camino cuyo recorrido se inició en un momento especial que vale la pena hoy tener presente. Fue el del final de la década de los ochenta del siglo pasado y comienzos de la del noventa.
En la práctica, las negociaciones comerciales -desde su concepción, inicio formal, eventual conclusión e implementación- reflejan la visión que el país tiene -y no sólo su gobierno- sobre la estrategia de inserción internacional que le conviene -y puede- intentar desarrollar. Tal estrategia puede ser explícita o -como ocurre con frecuencia- implícita.
El año 2018 presenta una densa agenda de negociaciones comerciales internacionales. Muchas tendrán incidencia en el rediseño de la arquitectura institucional del comercio mundial. Su esencia es la de definir reglas de juego que permitan alcanzar objetivos económicos e incluso políticos, para los países que en ellas participan. Además, es la de instalar mecanismos institucionales que aseguren que tales reglas penetren en la realidad. Son negociaciones que presentan un futuro incierto.
El hecho que en la Conferencia de Buenos Aires no se hayan logrado aprobar decisiones significativas para encarar algunos de los principales problemas que están incidiendo en el desarrollo del comercio mundial, confirma la impresión ya generalizada en el sentido que una etapa del actual sistema comercial internacional está llegando a su fin. Es la iniciada al concluir la Segunda Guerra Mundial y que diera origen, con la creación del GATT y luego de la OMC, a las actuales instituciones y reglas del juego multilaterales de alcance global.
El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio fue aprobado en la Novena Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Bali en el año 2013. Entró en vigencia el 22 de febrero del 2017, cuando estuvo ratificado por dos tercios de los países miembros de la OMC. La Argentina lo puso en vigencia el pasado 6 de julio.
El estancamiento de la Rueda Doha y recientes cuestionamientos originados especialmente en los EEUU, están poniendo en evidencia que se ha entrando en una etapa en que será necesario abordar el rediseño de algunas reglas del sistema multilateral global del comercio internacional. No podrá ser éste un tema ajeno a las deliberaciones que se efectuarán en el ámbito de la XI Conferencia Ministerial de la OMC a celebrarse en diciembre en Buenos Aires, y luego en la Cumbre del G20 el año próximo.
La necesidad de acrecentar la transparencia y la responsabilidad social de las instituciones del sistema multilateral del comercio internacional, se está tornando cada vez más evidente. Responsabilidad social en el sentido de informar y explicar lo que se está negociando y el alcance efectivo de lo que se acuerda. Y en el sentido de facilitar la comprensión de los efectos que se supone deben producir las reglas que se acuerdan y, en especial, las concesiones que se efectúan. Tal necesidad se observa en el plano global multilateral.
En un "mundo multiplex" -concepto instalado por Amitav Acharya- , una pluralidad de actores que reflejan diversidad cultural y un desigual poder relativo, compiten en múltiples planos simultáneos. Son Estados, pero también organismos internacionales, empresas y otros actores no gubernamentales. Incluso son regiones geográficas con cierto grado de institucionalización, tal el caso de la UE, o que aspiran a tenerlo.
¿Se ha abierto una etapa que podría conducir a un eventual rediseño?
Los cuestionamientos a la OMC que se observan en la actualidad en los EEUU, estarían basados en la constatación que es un sistema de reglas proveniente de una realidad económica internacional que ha sido superada y que, por ende, muchas de ellas podrían considerarse como obsoletas. Y que, por lo demás, limitan la posibilidad que ese país tiene de defender sus intereses nacionales en el comercio mundial.
La idea de llevar adelante una iniciativa orientada a actualizar, ampliar y profundizar, los compromisos que han asumido los países latinoamericanos en materia de integración y cooperación económica, especialmente en el marco de la ALADI, ha adquirido una mayor relevancia a la luz de los serios desafíos y a la vez, de las significativas oportunidades que están planteando las nuevas realidades internacionales, en especial tras el Brexit y la elección de Donald Trump como Presidente de los EEUU.
Tres dimensiones necesarias para entender cómo funciona la OMC en la realidad
La Undécima Conferencia Ministerial de la OMC, a realizarse en Buenos Aires entre el 11 y 14 de diciembre próximo, brinda una oportunidad para recomendables debates previos sobre algunos de las deficiencias más relevantes que se observan en el sistema comercial mundial.
A la luz de los cambios de escenarios internacionales que se están poniendo en evidencia, tres preguntas relevantes requerirán especial atención de analistas y protagonistas. Ello, sin perjuicio de las otras preguntas que habrá que formular cuando baje la polvareda producida por hechos recientes, tales como los de las elecciones americanas de este 8 de noviembre y los del proceso, aún incierto en sus alcances, del Brexit en la Unión Europea.
Tales preguntas son:
¿Oportunidades para una estrategia latinoamericana que sea activa y asertiva?
¿Cómo adaptar el sistema del comercio internacional a nuevas realidades globales?
Cumplir un cuarto de siglo de existencia es un buen motivo para reflexionar sobre la experiencia adquirida y sobre las opciones que se abren hacia el futuro. Es una reflexión más que necesaria debido al hecho difícil de negar, de que el Mercosur confronta una fuerte crisis de credibilidad. Pero también es necesaria por el hecho que los países del Mercosur deberán encarar simultáneamente, en este primer semestre del año, al menos tres frentes de negociaciones y de decisiones complejas.